Por Tony Brit0
CAROLINA DEL NORTE.-Al ritmo del merengue y la bachata, cientos de dominicanos residente en la ciudad de Charlotte disfrutaron este domingo 26 de La Parada Dominocana, en la cual participaron diversas agrupaciones culturales de la diáspora Dominicana. Muchos son los dominicanos residentes en el exterior que sin ser embajadores ni representantes oficiales del gobierno en el rea de turismo, comercio, o relaciones exteriores, asumen por cuenta propia la representación de República Dominicana en las comuninades lejanas donde residen por medio de la organizaci¢n de paradas, ferias y desfiles donde se proyecta y se pone enalto el patriotismo y la dominicanidad. Eso lo pudimos ver este domingo en Charlotte, Carolina del Norte, donde se celebr¢ la primera parada dominicana en la regi¢n, con una asistencia de público que sorprendió a muchos, pues la comunidad dominicana no es tan numerosa en esta ciudad, como sucede en otras con amplia experiencia en este tipo de evento. La explicación sin embargo la encontramos en el hecho de que muchos mexicanos, salvadoreños, colombianos se mezclaron con los dominicanos para participar de esta feria donde además de música, era posible disfrutar de las diversas muestras de nuestra gastronomia. Sin el mundanal ruido. Johnny Ventura fue el Gran Mariscal, quien estuvo en la actividad en compañía de doña Fifa, al igual que artistas como Kinito Méndez, Nelson de la Olla y su Banda Chula, y una representación de comunicadores de la ciudad de Bonao como Santiago Acevedo y quien suscribe, pues la parada fue asumida como una iniciativa de los bonaenses residentes en Carolina del Norte, presididos por Víctor Manuel Abad. Algo muy notorio fue el amplio respaldo que los patrocinadores y anunciantes le dieron al evento, incluyendo estaciones de radio propiedad de empresarios mexicanos, que se han identificado con las labores de la gente de diversas nacionalidades que conforman la comunidad latina en Carolina. Esto es algo que deber¡an asimilar los organizadores de paradas y desfiles dominicanos que se celebran en otros estados, en especial de la ciudad de Nueva York, que en vez de promover la hermandad y la solidaridad, se debaten en conflictos y en competecias que dañan la imagen criolla en el extranjero. Hay paradas que generan tantos problemas, que en vez de hacer bien, hacen mal, lo cual hasta cierto modo es considerado como una expresión de la idiosincracia del dominicano. El personalismo y los conflictos de intereses que permean esos eventos, dan al traste con las buenas intenciones que en su origen han tenido esos certámenes para promover la dominicananidad. Por suerte, los dominicanos en Charlotte son gente sencilla, pac¡fica, laboriosa, que se han integrado con mucha dignidad con las diversas comunidades latinas de la zona sin alterar la armonia y las excelentes condiciones de vida que prevalecen en una ciudad donde se puede vivir tan alejado del mundanal
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